Las bebidas energizantes son bebidas no alcohólicas con ingredientes estimulantes como la cafeína, diseñadas para mejorar el rendimiento físico y mental. Su alto contenido de cafeína y otros componentes ha generado preocupaciones sobre los efectos adversos en la salud física y mental, especialmente en jóvenes. Estudios han mostrado efectos secundarios como trastornos del sueño, problemas cardiovasculares y psicológicos, y riesgos para la salud oral. La prevalencia del consumo entre estudiantes universitarios y la falta de conciencia sobre sus riesgos subrayan la necesidad de investigar más estos impactos.
Objetivo: Analizar los efectos psicológicos y fisiológicos del consumo de bebidas energizantes en estudiantes de pregrado durante los años 2013 a 2023.
Metodología: revisión de literatura sobre los efectos del consumo de bebidas energizantes en estudiantes universitarios entre 2013 y 2023, por medio de la metodología de Whittemore y Knafl. Se clasificará la información en categorías y subcategorías para una presentación detallada y una discusión de los resultados.
Resultados: Los resultados del estudio revelan que el consumo de bebidas energizantes en estudiantes de pregrado está asociado con diversos efectos adversos psicológicos y fisiológicos. Los efectos psicológicos incluyen un aumento en los niveles de ansiedad, síntomas de depresión, problemas de insomnio y comportamientos de riesgo, como la mezcla con alcohol. En términos fisiológicos, se observaron problemas cardiovasculares como el aumento de la presión arterial y cambios en el intervalo QTc, además de alteraciones en los patrones de sueño. Durante la pandemia de COVID-19, el consumo de estas bebidas aumentó como estrategia para manejar el estrés y las demandas académicas, lo que a su vez incrementó la dependencia y los comportamientos de riesgo asociados.
Conclusiones: Desde la perspectiva de la Teoría del Autocuidado de Dorothea Orem, el consumo de bebidas energizantes entre los estudiantes de pregrado revela deficiencias en las prácticas de autocuidado, subrayando la necesidad de intervenciones educativas y de salud que promuevan estrategias de manejo del estrés más saludables y un enfoque integral en el bienestar estudiantil.
